martes, 10 de marzo de 2015

La comunicacion de los caballos





Señales de comunicación de los caballos y su uso intraespecífico

El lenguaje corporal como elemento de comunicación en los caballos (I)

 
 
 (Foto: Sxc.hu)
(Foto: Sxc.hu)
Para disfrutar de una buena comunicación con el caballo es necesario conocer sus capacidades sensitivas, cómo usan los sentidos y en qué se basan sus sistemas de comunicación.
Natalia Aira y Miguel IbáñezDepartamento de Producción Animal. Centro de Medicina del Comportamiento
Universidad Complutense de Madrid
En la vida de relación con los caballos es necesaria una buena capacidad de comunicación con ellos. Cuanto más especializada sea ésta, más eficaz será la relación que se establezca, permitiendo obtener de este modo mayores beneficios del medio que les rodea. La base para un entrenamiento efectivo del caballo es una buena comunicación con él, es decir, que las señales que transmitimos deben ser claras para obtener una respuesta óptima. Cuando el animal no entiende la señal puede sentir confusión, lo que puede desembocar en conductas como huida, miedo o, incluso, agresividad.
Para disfrutar de una buena comunicación con el caballo y poder intercambiar la información que conlleva el establecimiento de una buena relación cooperativa, es necesario conocer sus capacidades sensitivas, cómo usan los sentidos y en qué se basan sus sistemas de comunicación.
Los caballos son presas en la naturaleza y se caracterizan por estar permanentemente vigilantes para escapar de sus posibles predadores. En las funciones de supervivencia es muy necesario disponer de un buen sistema de señales que la hagan más eficaz.
La comunicación animal consiste básicamente en la emisión de señales de un individuo a otro, que permiten modificar la probabilidad del comportamiento de un organismo. Se trata de un sistema de señales comunes a la especie, que afecta a dos individuos o al grupo social. Además, cada individuo suele tener su propia señal de reconocimiento con la que se diferencia de otros.

Señales de comunicación
En la comunicación es necesario que exista un sistema constituido por un emisor de la señal, un medio transmisor y un receptor. El emisor genera el mensaje que desea enviar, este se convierte en una señal de forma que pueda viajar hasta su destino a través de un medio, en cuyo espacio se encuentra el receptor que capta la señal y la transforma para recuperar el mensaje.
Las principales vías de comunicación animal son: la química, la física, la visual y la táctil. Prácticamente, ninguna especie utiliza uno solo de los canales sensoriales como medio para transmitir información, sino que la comunicación se realiza exhibiendo múltiples señales simultáneamente, puesto que no hay ninguna de ellas que ofrezca ventajas absolutas frente a las demás en todas las circunstancias.
Señales visuales
La vista como sistema de percepción de los caballos está preparada para advertir de la presencia de cualquier depredador. Como consecuencia, su vista ha evolucionado para tener un campo visual muy amplio gracias a la posición lateral de los ojos. Esto, a su vez, limita el campo visual frontal del animal donde se produce la visión binocular, que permite ver con precisión.
Tiene una función primordial en la comunicación: con las señales visuales los caballos pueden transmitir su estado emocional y sus intenciones mediante una serie de posturas y expresiones. Además, se establece el orden jerárquico del grupo y se crean vínculos entre individuos.
Señales táctiles
El sentido del tacto abarca todo el cuerpo del animal gracias a los receptores que se encuentra en la piel, pero las orejas, los ojos y la boca tienen mayor sensibilidad porque en estas regiones se encuentran unas estructuras especializadas denominadas pelos táctiles.
Estas señales influyen en el equilibrio social del caballo porque son fundamentales para la formación de vínculos. De ellas, la que tiene mayor relevancia es el acicalamiento, el cual tiene dos finalidades principales: social y de confort:
  • El acicalamiento social ayuda a crear vínculos entre los caballos.
  • El acicalamiento de confort se basa fundamentalmente en acariciar, palpar o rascar diversas áreas de la piel. Si se realiza sobre el cuello, la espalda o patas delanteras, zonas favoritas del animal, se consigue un efecto relajante.
El oído y el olfato
Por otra parte, las señales auditivas y olfativas también tienen una función importante en la comunicación, aunque son relativamente menos usadas. Las especies de presa, como los caballos, las vacas o las ovejas, tienen oídos muy sensibles y un ruido repentino o fuerte puede hacerles reaccionar con facilidad.
Las orejas de los caballos tienen una gran amplitud de movimiento, lo que les permite localizar el sonido de forma más eficaz y concentrarse en la fuente del mismo, emitiendo una respuesta de orientación hacia él, para tomar conciencia de lo que acontece y poder tomar una decisión. Los caballos emiten una gran variedad de vocalizaciones (relinchos, gruñidos, resoplidos…) que, dependiendo del tono y del contexto en que se producen, tienen una finalidad concreta. También utilizan otro tipo de sonidos realizados con los cascos como “piafar”, “patear” o “rascar” en señal de nerviosismo, amenaza o aburrimiento.
El sentido del olfato está muy desarrollado, lo que les permite distinguir entre múltiples sustancias químicas. Las señales olfativas intervienen en el reconocimiento de individuos lo que influye en el establecimiento de las relaciones sociales. También tienen gran relevancia para informar de su presencia a otros grupos de caballos, para la orientación dentro del grupo, para ahuyentar competidores como parte del ritual sexual y, en el caso de las hembras, son imprescindibles para la creación del vínculo materno-filial.
Interacciones entre caballos
Los caballos en libertad viven en grandes manadas que se subdividen en grupos: los harenes, los grupos de solteros y los mixtos. La composición, el tamaño y el tiempo de permanencia en esos grupos viene determinado por el propio animal (edad, tamaño y sexo), por la disponibilidad de alimentos y por las relaciones sociales.
El grupo social que predomina es el harén. Los vínculos que se crean son muy fuertes y la cohesión del grupo suele durar mucho tiempo, incluso toda la vida. Tienen una organización jerárquica determinada, entre otros factores, por la edad del animal y el tiempo de integración en el grupo. A grandes rasgos encontramos, un semental, un macho subordinado y un grupo de hembras con sus potros.
En estos grupos las interacciones que predominan son las relaciones asociativas, las cuales se evidencian por tres comportamientos característicos: el acicalamiento mutuo (lamidos, mordisqueos…), la proximidad y el juego social. Mediante el acicalamiento los animales reducen el estrés, disminuyendo la tensión social, lo que refuerza la cohesión del grupo y evita conflictos. Cuando dos individuos permanecen próximos, significa que tienen un vínculo muy fuerte y realizarán la mayor parte de las actividades juntos, como descansar, revolcarse, autoacicalarse y jugar. Por último, el juego social se produce sobre todo entre los jóvenes y tiene un papel muy importante en el desarrollo físico y emocional, colaborando en el aprendizaje del comportamiento social típico de la especie.
Cuando los potros alcanzan la madurez sexual se marchan voluntariamente o bien son invitados a abandonar el grupo, y se unen a los grupos de solteros o a los mixtos, a partir de los cuales se generaran nuevos grupos sociales. Estos grupos se caracterizan por ser inestables, donde predominan los comportamientos agonísticos, aunque también pueden aparecer juegos sociales y se pueden crear relaciones asociativas que facilitan la formación de harenes.
Las interacciones agonísticas consisten en una serie de posturas de contacto y de no contacto que sirven para establecer el orden jerárquico del grupo. Las de no contacto son demostraciones en las que exhiben posiciones de dominancia y sumisión sin necesidad de peleas, para así evitar las lesiones, ya que suponen una gran desventaja para sobrevivir en la naturaleza. Mientras que las interacciones de contacto son las acciones que se producen durante un combate, incluyen patadas, mordeduras, empujones, etc. Aparecen cuando las señales anteriores son ignoradas o bien porque no se ha establecido claramente quién es el dominante.
Cuando dos machos se encuentran por primera vez, se aproximan siguiendo un camino recto o curvo, con la cabeza levantada y las orejas dirigidas hacia el otro individuo (está en alerta, prestando atención), o bien con la cabeza bajada, el cuello curvo y las orejas dirigidas hacia atrás (posición de amenaza/dominante). A continuación habrá una investigación olfativa mutua y ambos machos comenzarán a arquear el cuello para mostrar su posición dominante, golpearán el suelo y se darán empujones. Si no se consigue establecer quién es el dominante y quién es el sumiso, puede desembocar en una lucha. Al final, el animal sumiso huirá con las orejas reclinadas y puede ser perseguido por el macho dominante.
Por otro lado, el juego social es una actividad de gran intensidad porque incluye elementos y secuencias típicas de un combate, pero en este caso hay una alternancia de posición dominante y sumisa. No obstante, esta actividad también sirve para el fortalecimiento muscular, mejorar la salud física, adquirir las habilidades reproductivas y de supervivencia y desarrollar todas las capacidades sociales y comunicativas.
En la segunda parte de este artículo se explicará cómo son las interacciones entre personas y caballos
Bibliografía disponible en la segunda parte del artículo
 (Foto: Sxc.hu)
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